Hace unos años cuando empecé a utilizar el correo electrónico, me pareció una maravilla en mi rutina social. También descubría con asombro como la mitad del planeta vivía en búsqueda incesante de compañía a través de los perfiles sociales, o del Chat. Miles de maneras de persuadir, entrelazar, informar para bien, o para mal a quienes nos diera la gana.
Por su singular sigla (FW) se reconocen de inmediato, aunque la mayoría no tienen importancia, otros parecen llegarnos hasta conmover (con o sin retoque de Photoshop).
El océano es amplio: Desde criticar lo más cruel, a mostrarnos lo más mundano que existe, sus creadores se han sabido valer de forma más llamativa para llegarle a una gran mayoría. ¿Pero hasta que punto son ciertos?
La típica historia del niño desaparecido, enfermo o necesitado, que nos conmueve el alma, sí! ¿Es seguro reenviar esa información?
No digo que todos los casos sean mentirosos, ladrones informáticos, o estafadores, sino que me parece inconveniente en el caso de un niño(a) o ser humano necesitado se le exponga su foto, o estado crítico a miles de desconocidos.
¿Si usted tuviera un hijo, amigo o familiar en una situación difícil, lo expondría a los internautas?
Otros nos enseñan realidades ajenas a nuestro entorno, aunque no queramos verlas, suceden y sensibilizan: La matanza de focas, las corridas sangrientas de toros, las peleas de perros, la hambruna en África, etc. Uno que me pareció difícil de creer, y que me causó náusea social, fue el comercio, y consumo de fetos humanos en China ¿Un tabú?
Charlatanes o no, hay miles de personas, y grupos que se encargan de hacer protesta a través de los FW.
Ahora que sabe que no son solo para tener 7 días de buena suerte encontrando su amor verdadero, o saber si tiene una personalidad como Bob Esponja, o incluso si es usted la reencarnación de Buda. Les llegue a poner un poco de atención.
No debemos ser tan juiciosos, o perezosos la próxima vez que veamos el tedioso FW en su lista de correo. A lo mejor también nos animemos incursionando como autor de uno.
***